Había una vez una ballena llamada Elena que estaba buscando su propósito de vida. Cada día pasaba y sentía que no tenía rumbo, nadaba y nadaba como sirena por las inmensas profundidades del océano sin saber el porqué de su existencia. Nadaba y nadaba, pero nada encontraba.
Luego de largos días de nado llegó al arrecife que estaba poblado de miles de millones de peces que se asombraban con su presencia.
¿Qué hace una cantante tan increíble como tú nadando en las coloridas aguas del arrecife? Preguntaban los peces cuando la miraban. Elena se quedaba muy pensativa, preguntándose cómo los peces del arrecife la conocían.
Cuando un grupo de peces se le acercó y le dijo: ¿Tú eres la que canta durante todas las tardes? El océano entero tiembla de emoción con tu melodioso cantar, todos te amamos.
En ese momento, Elena muy contenta sonrió y se dio cuenta que su propósito de vida era hacer felices a los peces con su canto. Desde entonces, Elena pudo ver la vida nuevamente de colores porque sabía cuál era su propósito de vida.